Hace mas de cuatro años que no voy a cuba a pesar de que a menudo me atrapa la nostalgia y los deseos de recorrer las calles de la habana vieja, haciéndole una radiografía comparativa con la que deje hace 10 años.

Creo que la mayoría de los cubanos iríamos si pudiéramos, aun y cuando muchos estamos en abierta y franca inconformidad con un sistema que consideramos decadente y excluyente.

Medidas inoperantes y una forma de hacer negocios que se ha mantenido ajena a los cambios del mundo en materia de comercio, hacen de nuestro país un espécimen singular y en extinción.

Y en medio de ese intransigente y arcaico manejo, esta Cubana de aviación, la única Línea que vuela directo a cuba desde Santo Domingo y cuando diferentes países, ayudan a sus ciudadanos y ofrecen facilidades para que viajen por su línea Nacional prefiriéndola al resto, en Cuba te lo hacen todo mas difícil para que no olvides que ellos son los únicos y que tu eres menos que nada, a fin de cuenta te fuiste, sin importar como y porque, ya no eres ni de allá ni de aquí, lo cual te hace ciudadanos de nadie, y eso implica multiplicarte por cero.

Cubana no hace rebaja en sus pasajes en navidad. Mejor te los aumentan.

Cubana no hace concesiones ofreciendo créditos. Hay que ser firmes en los paradigmas.

Cubana no estimula al cubano ausente. Somos una lacra.

Cubana no te da alas. Mas bien te las corta.

En un país de carencias, donde todo es tabú y lo que es permitido cabe en una caja de fósforos y sobra espacio, deberían exonerarnos de los impuestos a fin de año y ofrecer precios atractivos para que viajemos y dinamicemos una economía cada vez mas enferma.

No se puede hablar de democracia y ciudadanía si tenemos tantos miles de cubanos, desperdigados por el mundo, excluidos en algo tan simple como visitar a sus familiares o simplemente el país, nuestro país. Ese, que a pesar de pasajes caros, de limitaciones, de carencias, de patrones desfasados y crisis de todo, sigue siendo nuestro, por encima de migraciones y de variables que se inventan para distinguirnos a los de afuera, como malas influencias, y a los de adentro como victimas de un bloqueo que no va a terminar nunca, porque es mental, mas que económico.

Son tiempos de dejar a un lado el ser solitarios, para ser solidarios…hace rato que en el mundo entero la política se volvió teatro de quinta, cuando los espectadores somos mas exigentes y necesitamos una obra con menos puestas en escena y personajes mas creíbles.

Tampoco confiamos en juego de palabras que todos sabemos es pura retórica. Te convencen o te confunden y terminas cuestionándote a ti mismo, lleno de remordimientos porque son genios de la manipulación.

Abogamos por cambios, tarifas de viajes asequibles y respeto como consumidores o clientes. Los cubanos ya no aguantamos más intransigencia, incapacidad, falta de fe, inconsistencia, cambios y bandazos. Se necesitan salarios a tono con los tiempos y mejores oportunidades, libertad para elegir nuestro destino de viaje, menos censura, Internet para chatear en tiempo real con amigos y familiares, no intranet para bloquearnos las esperanzas.

Nos cansamos de armar guerras solos, en batallas de ideas de otros, cuando tenemos las nuestras. No mas mesas redondas porque también las hay cuadradas y ovaladas.

A Cubana de aviación, como línea aérea, le corresponde aprender a ofertar lo que les reclama la demanda. Merecemos que se nos tome en cuenta, que se respete nuestra identidad, que los impuesto que nos imponen seas los justos y no a capricho de un funcionario que nos mira el equipaje y asigna dedocraticamente lo que debemos pagar.

En nuestro país de Nunca Jamás, los de afuera envidiamos a Peter Pan, porque queremos emprender el vuelo, tomados de la mano con los de adentro, para celebrar en el malecón habanero mezclados en un abrazo de pertenencia.

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